
Cómo caza el setter inglés
Así es su marcha
Su galope es brioso y esbelto, pero menos impetuoso que el del pointer. Decimos esto no por su velocidad, sino por su estilo: su galope es dulce, refinado. Es un galope, por otra parte, que resulta flexible, porque el animal roza, casi, el terreno. Sus partes posteriores se mueven, casi separadamente y, en consecuencia, su locomoción resulta poco vigorosa, pero muy elástica.
Búsqueda
El rastreo del setter inglés es cruzado con unas diagonales no demasiado espaciadas y no necesariamente rectilíneas, muchas veces, ligeramente sinuosas y serpenteantes. Durante esta labor lleva su cola y su cabeza altas, y en los trechos rectilíneos que acomete con regular y sostenida velocidad, su cola oscila de arriba a abajo.
Parada o muestra del setter inglés
Cuando el setter inglés entra en una zona de emanación (zona de efluvio), sus movimientos son realmente espectaculares. Es entonces cuando flexiona las patas posteriores, conserva muy alta su cabeza como si fuese un verdadero periscopio y sigue la emanación hasta quedar en actitud de parada, una labor que ejecuta seguro y firme, suave y delicadamente, maravillosamente, con la máxima discreción y prudencia y con un extraordinario movimiento de sus omóplatos.
Deslizamiento cuando la pieza huye o se cobija
La labor de deslizarse tras la pieza es mucho mejor que su rastreo o que su galopante marcha. Cuando la pieza se aleja a pie, nuestro perro empieza a deslizar, es decir, a acosarla, sin que lo parezca, siguiéndola paso tras paso y vigilándola desde lejos, pero no tanto que pueda escapársele. Según sea la ocasión, que puede ser variadísima, el setter sabe alargarse o encogerse, hacerse serpiente o gato: lacet muy amplio, pero no ilimitado.
Conclusión
La pieza, parada por el perro y luego abatida por el cazador, cae. Repetimos aquí lo que antes hemos dicho, el cazador inglés recurriría al labrador retriever, el cazador español, en cambio, ordenará a su perro que busque entre las hierbas, y que le traiga la pieza. Es un servicio al que el perro se adapta, porque a ello se le obliga, pero no es un servicio espontáneo, sino de persuasión. Persuasión que, con las excepciones que son siempre posibles, es algo más fácil en los individuos de esta raza que suelen acomodarse con más facilidad a los deseos de quien les manda.
Carácter del setter inglés
El setter inglés tiene un carácter voluntarioso, pero sofisticado. Es noble, pero no en exceso, fuerte, aunque aparentemente más débil que el pointer. Su personalidad es extraordinaria y destacadísima, suele compararse a la de un felino. Mucho se complace en la compañía y en las caricias. Se asemeja a un vencedor que regula bien sus esfuerzos, sin pretender nunca realizar más de lo necesario.